domingo, 19 de septiembre de 2010

¿POR QUÉ HACER UN BLOG….Y DE MOTOS?




Durante muchos años he rodado en moto. Desde los doce años me invadió la fiebre de estos hermosos aparatos de dos ruedas, en esa época, en un pequeño motor 125 CC, una motocicleta marca honda, de referencia XL125 y de color rojo, me mostro la diferencia entre ver como disfrutaba la gente de el paisaje, los climas, las carreteras y lo distinto que es cuando es uno mismo el que puede disfrutarlo, bien dice el dicho “eres historia o haces historia”, por lo que decidí aceptar la invitación de un primer viaje, aventurarme en el mundo de la moto, donde veía todos los paisajes, climas, carreteras, culturas y demás, pues claro, si no iba durmiendo en la silla del pasajero de un carro, porque hay que decir las cosas como son, cuando uno viaja en carro o en bus, aun mas si vas de pasajero, vas es durmiendo, tus largas jornadas de viaje no son más que una deshidratación constante, una cascada de babas con final de cojín o cabecera, si por defecto no terminas partiéndote el cuello en el vaivén de las curvas y los baches, terminando tu viaje mucho mas agotado de lo que saliste, ni que decir de la infaltable pregunta cuando despiertas repentinamente ¿ya llegamos? ¿Y dónde estamos? Definitivamente de tu viaje no te queda sino el recuerdo de las dramamine (pastillas para el mareo) y la marca de las babas a un costado de  tu boca. Pues definitivamente me embarque en dicha motocicleta, con una pequeña maleta y dos mudas de ropa, rumbo a Urabá, una tierra definitivamente hermosa y llena de riquezas, con vara de pesca, dos chocolatinas en los bolsillos y una caja de chicles inicie mi viaje, con la única protección de una careta de enduro que a duras penas evitaba los ojos llorosos y el tragarte los mosquitos del camino. Así inicio mi primer viaje, del cual creo nunca me olvidare, pero esa es otra historia, solo puedo contarles por ahora que llegue con varios pescados, dos bolsas de mamoncillos, una de tamarindos y pantano hasta por donde yo creía que no entraba. Una vez tuve mi primer moto el primer implemento que compre fue un casco integral cerrado, objeto que ocasionaba cierto atractivo en la fuerza pública, claro, si cada que un policía me veía, me paraba y la respectiva requisa, pues la ignorancia y la situación de orden público del país en dicha época no daba para más, era la época del famoso Pablo Escobar, portar un casco era un sinónimo de delincuente y ni que decir del ir en una moto.



En fin, fueron muchos los cambios hasta el presente, incluso una larga temporada sin volver a montar en moto, pero un día me levante agotado de los trancones, el gasto elevado de combustible, las dificultades de parqueo y demás propias de un carro, así que llego un amigo a visitarme y me dijo: voy a vender mi moto, cuanto le dije, me dio un valor algo propio de su desbaratada moto y pues finalmente y ese mismo día ella se quedo conmigo, cuantos problemas me dio ese aparato, pero era algo así como un hijo bobo, que por más problemas que de, uno lo sigue queriendo mucho mas. Con el pasar del tiempo volví a montarme en un motor 125, marca honda y de color rojo, una NXR que bautice María Camila, ya la verán en fotos, lo curioso de esta moto fue que un día llego un amigo y me dijo, hay unos locos que se reúnen en la avenida 33 y tienen un club de motos, viajan y hacen un montón de cosas con sus motos, vamos para que los conozcas. Resultado final estos amiguitos motociclistas se convirtieron en mi familia frecuente, aprendí a compartir con ellos, rutas, viajes, repuestos, calcomanías, camisetas y cuanto cachivache existía referente a las motos. Con tanta pasión compartíamos el tema que con el tiempo descubrí que a la vez, varios clubes estaban metidos en una asociación de clubes de motos, con la que tenían una pequeña idea de representar a los clubes de motos ante el estado o la administración, haciendo procesos de cultura en motociclistas. De lo ultimo termine siendo unos de los lideres, hasta llegar al punto de convertirme en una especie de referente para los motociclistas, labor que aun hago y que disfruto mucho, pues se me volvió un gran proyecto socio cultural y más que eso, una labor de patriotismo, pues para vivir en un país mejor, hay que trabajar en él y por él.

La motocicleta no es simplemente una maquina de acero y plástico, es más un estilo de vida y de por vida, pues nosotros dejamos de ser motonetos, nos volvimos motociclistas y con el pasar del tiempo terminamos siendo MOTEROS, sin importar el tipo, marca, cilindraje o clase de moto, mucho menos su valor, lo importante de tu  moto es saberla vivir, o mejor dicho disfrutarla como debe ser, así en un principio la hayas comprado simplemente para transportarte o por motivos laborales, tu motocicleta es un ser vivo, con alma y pensamiento propio, la cual te seduce y te lleva a vivir un mundo diferente, el mundo de la ruta.

Definitivamente me enamore de estos aparatos, pasando a tener de casi todo tipo de motos y cilindrajes durante lo largo de mi vida, pero lo más importante fue tener la oportunidad de vivir la experiencia de la cultura motera, incluso siendo la moto la cuota inicial del cuento, pues alrededor de ella giran lugares, productos, vestimentas, personajes, culturas y quien sabe cuántas cosas más. En mi moto, llego donde un carro nunca llegara y lo mejor, no babeo, no me duermo, no tomo pastillas para el mareo y aun conservo el cuello, la pregunta de si ya llegamos o donde estamos nunca se hace, y los amigos que he logrado conocer enriquecen mi vida y mi ser, pues un motero no solo es tu amigo, sino tu familia donde quiera que vayas, porque en la ruta se construye familia.

Tanta gente pregunta por estas experiencias y por cuantas cosas giran alrededor de las motos, que decidí construir un espacio donde esa familia motera y los que apenas inician en esta adicción de las motocicletas  tengan la oportunidad de conocer un poco desde mi punto de vista y mi propia experimentación, unas notas de viajes, relatos, pruebas de maquinas, indumentarias, accesorios y demás, que te ayudaran a recordar y aprender un poco más, a reírte y darte cuenta que como vos, son muchos los que hemos pasado por la misma parte de la ruta, nos hemos puesto el impermeable bajo el puente en mitad de la lluvia, nos hemos tragado el mismo hueco, varado por la misma pendejada, gritado “hijueputa” cuando nos dejan caer un casco o peor aún, la moto en un lavadero, pinchado y quedado sin combustible, y quien sabe que mas historias.

Acá les dejo pues la razón de ser de este blog, simplemente quiero compartir con ustedes un poco de esta experiencia en la silla de mi moto, o mejor dicho de mi consentida, mi señora, que también les contara sus propias historias, porque para hablar con propiedad de motociclismo, hay que ser un motero, no siendo mas, les pido que disfruten de este humilde blog, de mis historias y que me enriquezcan con las suyas, mi garaje es su garaje, lo único que me queda por decirles es Que el cielo ponga el viento en sus caras, el sol en su espalda y el pavimento en sus ruedas.