martes, 1 de marzo de 2011

“TODO EL QUE NO TIENE VA EN RAPIMOTO”


“Todo el que no tiene va en Rapimoto” así lo dice la agrupación Choquibtown en una de sus canciones, una agrupación propia de un pueblo lleno de riquezas pero también de una politiquería corrupta y llena de intereses personales, cualquier parecido del Chocó con el resto del país es pura coincidencia (si como no, que va, bobada es que es). Decidí iniciar por ahí, con esta agrupación, pues de una forma muy sonora ellos cuentan las historias buenas y malas de su tierra y de nuestro país, que como cosa rara, nuestro pueblo siempre le saca gusto a las desgracias propias y de una forma u otra terminamos riéndonos de lo que nos pasa (por algo a pesar de estar llevados del hijuemadre somos uno de los países con la población más alegre del mundo); claro, la clase corrupta, los nuevos y viejos ricos de “bien” “la gente bonita” “yupi” “snob” nos apreta las bolas y nosotros los estratos bajos cagados de la risa (¿notaron que use entre comillas?). En fin, ellos en una de sus tonadas mencionan la palabra “Rapimoto” y dicen que quien no tiene vehículo propio o poder económico es el que anda en el. “Rapimoto” fue la primera denotación con la que se conoció el “MOTOTAXISMO” y yo por primera vez en este articulo me pronuncio acerca del tema, que en las últimas semanas ha tenido un boom noticioso y social. Cabe anotar que lo que diga en este articulo son apreciaciones personales y en nombre propio, basadas en mi experiencia personal y no vinculan ningún grupo, empresa o agremiación en especifico con dichas ideas, es mejor aclarar para después no quedar como el villano del cuento.

En inicios del año 2010, se me acercó alguien, solicitándome le ayudara con el tema, o por lo menos que le ayudara a entender el por qué de este fenómeno; cortésmente le dije que  con gusto se lo ayudaba a entender desde lo poco que sabía, pues no podía intervenir en un tema el que carecía un poco de conocimiento de causa, ya que en el área metropolitana no se veía este fenómeno, además de que el tema como amigos tenía igual número de enemigos, no siendo un experto en el mismo había de ser consientes que él mismo había tomado un curso donde algunos individuos tenían intereses económicos personales en el tema, que lamentablemente Colombia es un país minero, donde todo se arreglaba con plomo o plata (el que lo entendió, lo entendió, sino vean los reinados y los concursos de TV, gana el que uno menos cree), en fin, después de servirnos un café, nos sentamos a discutir largo y tendido del tema y las conclusiones son las mismas que a continuación les narraré:

Lo primero es entender qué es realmente el Mototaxismo, algunos lo definen como un problema social que se origina en la estructuración del transporte público y el modelo económico del país, la verdad, yo diría que en principio no lo considero un problema, sino una revelación a las falencias administrativas de los municipios y del país, es una temática que nace de la necesidad de las personas para transportarse, no solo mas económico y rápido, sino también debido a la topografía de nuestras vías y municipios, también tiene que ver mucho el desempleo del país y los costos iniciales para generar una fuente de empleo con el mismo, sumándole a eso la ausencia o mala prestación de su principal opositor: el transporte público (bus, colectivo y taxi). Otros van más allá y hablan de contaminación ambiental, aludiendo que las motos generarían mayor contaminación, razón de la que yo difiero un poco, teniendo en cuenta que un vehículo con posibilidad de llevar cuatro pasajeros, en muchos de los casos solo lleva uno, y teniendo en cuenta que un vehículo de cuatro ruedas contamina 25 veces más que una moto, haciendo la relación serian 100 veces más que una motocicleta, además tendríamos que hablar del costo beneficio: carrera mínima en taxi: $4.200 vs carrera mínima en mototaxi: $1.200 y en algunos casos hasta $1.000, sin hablar de la agilidad del servicio.

¿Pero entonces por qué el mototaxismo proliferó en nuestro país? Es ahí donde entonces debemos hablar del principio fundamental del fenómeno: el transporte público. El modelo Colombiano de prestación del servicio de transporte público no es el mejor del mundo, está basado en los buses, busetas, colectivos y taxis, que no solo son de baja calidad en la prestación de su servicio y el tipo de vehículos que utilizan para el mismo, sino también toca hablar de las altas tarifas para la clase baja-media, mencionando también que algunos lugares carecen de su presencia, o si la hay es muy poca, yo recuerdo años atrás cuando me tocaba esperar un bus por lo menos una hora, y cuando aparecía me tocaba pagar por irme colgado en las barras de la puerta del mismo, porque en Colombia a quien carajos no le ha tocado montarse así en un bus, o ir apretadísimo adentro pegado del tubito del medio y apretando cola porque ya ve la hora de bajarse pero uno no sabe ni como llegar hasta la puerta. En cuanto a los buses se refiere, también debemos hablar de los torpedos o expresos de la muerte, o por lo menos en mi ciudad uno puede ver con facilidad los buses que bajan de los barrios altos de las montañas con un olor particular y con humo saliendo de sus llantas cual carrera de cuarto de milla, y no es precisamente por lujo, sino por la velocidad a la que bajan, en muchos casos por la guerra del centavo, que no es más que una carrera contra los demás compañeros buseros por quien coge más pasajeros en el camino, el principal pecado del transporte público en Colombia es que pertenezca a la empresa privada, en vez de ser del estado. Como dije anteriormente, algunos lugares carecen de este servicio, pero también cabe anotar aquellos lugares por donde su topografía o estructura no cabe un vehículo de estos, ni siquiera un colectivo o taxi, ejemplo claro está en la Pintada, donde las calles no tienen más de dos metros de amplitud, a duras penas puede pasar una moto. También hay que tocar el tema de los conductores de este tipo de servicio, como vulgarmente se dice; “algunos aprenden a manejar estos aparatos en los parqueaderos donde los lavan” y es la verdad, creo que la legislación debería ser más exigente para otorgar una licencia a alguien que tendrá la responsabilidad de llevar a 36 pasajeros sentados, 25 de pie, 1 concubina en la silla de adelante, 1 ayudante, 10 colgados de las puertas y por lo menos dos ciclistas; patinadores o patinetos aferrados al bomper trasero, aunque no niego que se debe ser muy hábil para lidiar con la congestión vehicular, los otros conductores, recibir el dinero del pasaje, gritarle a la abuelita que se pegue del tubito del medio, esquivar el perro, el peatón imprudente, prestarle atención al confitero, echarle el perro a la vieja de adelante, fumarse un cigarrillo, poner la emisora con el reggaetón y saludar a los compañeros de los otros buses. Pero hablemos de cifras, en diez años las tarifas de los pasajes han subido un 82% y un 200% por encima de la inflación, lo que ha logrado que el volumen de pasajeros de buses baje un 21% y un 12% en busetas.
Ahora vamos viendo poco a poco porque la gente se ha volcado más a la motocicleta que al servicio público! Hay algo que es cierto y que no podemos negar y es que la población necesita de un transporte público masivo…pero con calidad o mejor dicho; de calidad, pero que este sea una elección que las personas podamos tomar libremente y no una imposición dada por la cantidad exagerada y desmedida de restricciones impuestas con el fin de lucrar a unos pocos empresarios de “bien-gente bonita-de clase” poseedoras del capital y la materia prima dentro de nuestro modelo económico neoliberalista. La verdad a mí si me gustaría un día dejar mi moto o carro en casa y subirme a un transporte público que no  me genere un infarto fulminante al corazón, o en el que no me hagan un paseo millonario, o en el que no me pongan un pipi en el hombro, o en el que no le tenga que oler la rata muerta bajo el brazo a nadie, o en el que la música sea decente, en el que todos vayan sentados, que pare en donde debe estar el paradero seguro para todos y en horarios de conocimiento claro, en el que no deba saltar en el tercer carril y jugar a la ranita como en el atari que tuve de joven, ahhh (suspiro) tan bonitos los cuentos de hadas cierto? Pero la verdad del asunto es que lo haría por elección propia y no por imposición, no dejaría de rodar en mi motocicleta que para este país en mi concepto, es el mejor vehículo para transportarme.

Pero bueno, como todo en este país cogió ventaja y la única forma que encontraron para atajar a los locos es decir NO, entonces el presidente Uribe expidió el decreto 2961 de 2006 prohibiendo el mototaxismo. El mototaxismo no es de ahora, es muy viejo en nuestro país, recuerdo cuando saltaba de los puentes amarrado a una cuerda en santa fe de Antioquia hace unos 10-12 años y había mototaxis, en ellos nos movíamos calle arriba y calle abajo, es un fenómeno que por más trabas que les pongan no desaparecerá, solo lo apaciguarán un poco. Por lo anterior los mototaxistas, en su mayoría gente de bien buscando una nueva salida al SI PROBLEMA DE DESEMPLEO del país empezaron a movilizarse políticamente, buscando la legalización de su industria, encontrando todas las trabas posibles, enemigos y lo peor de todo “políticos” que más que servidores públicos parecen es devoradores públicos, porque en su gran mayoría son falsos profetas que quieren aprovechar la situación, que Dios nos libre de la laguna del Congreso y sus habitantes. Dentro de estas trabas encuentra uno cosas como trabajos buenos frenados por la empresa privada y sus amigos congresistas, me explico; hace un tiempo Fenalco Antioquia de la mano de unos amigos del SENA y otros actores más como la empresa privada, sacaron las competencias laborales para los empleados en moto, pero se está preguntando para qué sirve esto o qué es esto, una certificación de competencias es en pocas palabras un estándar que debe tener una persona en actitud y aptitud, para desarrollar un oficio, en este caso es diseñar un programa para capacitar a las personas que desarrollan una función determinada, buscando que el ejercicio de la misma se preste no solo con mejor calidad para quien recibe el servicio, sino también mejorando la calidad de vida de quien lo presta y la empresa para la cual trabaja, en otras palabras imagínese un mensajero-repartidor-domiciliario que ya no tenga que salir eyectado por las vías para llevar cinco pizzas en menos de media hora porque si no se la cobran a él, por lo que se busca un compromiso entre la empresa, el  empleado y el usuario, además de capacitar bien a el empleado y al empleador para que hagan mejor su servicio, sobre todo protegiendo la vida de las personas. A esta bonita tarea la tienen frenada, porque no quieren abrir una brecha para que se legalice el mototaxismo, aunque una cosa no tiene que ver con la otra. Es increíble, si son ilegales, malo, y si quieren legalizarse, malo también.

Este fenómeno apareció en las tierras donde más calor hace, pero contrario a lo que muchos piensan también lo encontramos en ciudades frías como Pasto, con el tiempo ha crecido de tal manera que ya podríamos decir que en casi cualquier departamento del país lo podemos encontrar, en el afán del pueblo por una solución  al transporte y al desempleo, aunque también se debe ver la otra cara. El mototaxismo también ha tenido sus fallas, como la ilegalidad e informalidad de la prestación del servicio, la poca seguridad en la prestación del mismo, la incierta aptitud de quienes prestan el servicio, la falta de una identificación de los mismos (como cuando uno se para en una calle  esquina de Rioacha, toda moto que le pasa al lado le pita), otro asunto es que también lo volvieron negocio de algunos privados, que compraron muchos vehículos y los pusieron a liquidar en las calles, en fin, el tema es de bastante fondo y con mucho por cortar, pero ejemplos de la otra cara de la moneda encontramos muchos también, uno de ellos fue la epidemia de piojos en dos municipios a las afueras de Barranquilla, aludido a los cascos de los mototaxistas.

El debate apenas comienza, y mientras nuestros inteligentísimos congresistas debaten que hacer y buscan la solución, el mototaxismo sigue dejándole $1.200 millones diarios y 400.000 empleos a Colombia (dato del periódico el Universal) pero yo me pregunto, uno como podrá hablar de un tema que desconoce por experiencia personal, mejor dicho, como voy yo a entender a un mototaxista desde mi vehículo blindado? Como dicen mis profesores de la universidad, para entender y aprender, hay que hacer la tarea.

¿Y A TODAS ESTAS YO QUE PIENSO?
Bueno (suspiro) voy a ser directo, la verdad es que pienso firmemente que en Colombia si puede haber mototaxizmo, pero no de la manera como lo hay hoy en día, a qué me refiero, sencillamente es que a nosotros lo que nos mata es la colombianada, (como lo de benta de volis, comidas lentas y demás)que no es más que la tergiversación de la llamada malicia indígena. En otras palabras creo que las cosas pueden hacerse pero de la forma correcta y que no agreda los intereses y aún menos la seguridad de las personas, creo en un mototaxismo: legal, ordenado, agremiado, seguro, con personal idóneo y competente para tal función, al igual que los vehículos. El ejercicio de esta función hoy en día carece de muchos de estos aspectos, en principio es la informalidad del asunto, la falta de seguridad tanto de los vehículos como las personas que desarrollan la labor, hasta el tema de la higiene se debe mirar, con el uso de los cascos por ejemplo, aunque no debemos dejar a un lado que esta labor ha generado una alternativa potencial de empleo y movilidad que ningún otro vehículo podría hacerlo.

Si el mototaxismo se organizara y estas personas tuvieran la oportunidad de demostrar que pueden capacitarse y prestar un servicio de alta calidad, otro sería el cantar. Por lo anterior estoy seguro firmemente que los amigos mototaxistas deben tener el derecho a organizarse, legalizarse, capacitarse y mejorar la calidad de su servicio.

Prueba de que esta realidad que hoy toca las puertas de nuestra cotidianidad puede hacerse de una forma adecuada y segura para todos está en Europa, donde hay varias empresas que prestan el servicio con altos estándares de calidad y seguridad y que además hasta reciben premios por parte de las administraciones publicas como lo es el ejemplo de MOTO-CITY, a quien le otorgaron el premio Madrid co²mpensa, entregado por la señora Ana Botella, teniente de alcalde y delegada del área de medio ambiente, premio otorgado el 18 de enero de 2011 por la contribución a la reducción de emisiones de co², sí señores, es una empresa de mototaxis.


Esta es la diferencia entre un mototaxi en Colombia y uno en Europa, de igual forma les dejo los links para que se ilustren en el tema y vean que sí se puede, pero hay que mejorar. Animo amigos mototaxistas, ustedes pueden hacerlo…y muy bien, pues recuerden que somos Colombianos!